Una calle que conecta a ‘dos ciudades’ (historia urbana del centro de Guayaquil)
En tiempos de la Colonia albergó el puente de madera de las 800 varas, que unía a la Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva. La calle Panamá, en el centro de Guayaquil, hoy es un naciente distrito gastronómico y cultural. La foto muestra el frente del Museo del Cacao (en Panamá e Imbabura) Una escultura recortada en metal recuerda el ‘tendaleo’ de cacao en las aceras. (Foto: Enrique Pesantes / El Comercio)
Son tres calles en una sola. Al norte, el ancho paseo peatonal que le quitó todo un carril de circulación a los autos luce excesivo y la soledad es la tónica. En el corazón de la calle Panamá la gran acera se queda corta ante las mesas y parasoles de decenas de restaurantes y cafeterías con sus comensales. Y al sur, ya en la zona bancaria, se torna más impersonal.
La Panamá se extiende por 10 cuadras en el centro de Guayaquil. A través de ella se puede contar parte de la historia y la transformación urbana de la ciudad. Corre en paralelo al río y está ubicada a solo una cuadra del Malecón, como una suerte de reverso oculto a la zona más visitada de la ciudad.
La calle acogió el auge inesperado que en plena pandemia convirtió a dos cuadras el sector en un distrito culinario (entre Imbabura y Pedro Carbo). En el 2018, sólo se contaban cuatro negocios gastronómicos, hasta fines del 2022 existen más de 45 locales entre cafeterías y restaurantes a lo largo de tres cuadras.
También es muchas calles diferentes si nos atenemos a su rica historia, según Catalina Reyes, gestora cultural. Ella lideró un proyecto de murales artísticos en ocho edificios de la zona. “Al igual que un palimpsesto, este corredor esconde diversas capas de historia que se han sobrepuesto progresivamente sin borrarse”, apunta.
Un mural en la zona bancaria de Panamá y V. M. Rendón recuerda que el área fue pantanosa e inundable en tiempos coloniales. Se trata de la obra “La Maestranza” (2020) de la artista María Lorena Peña, en pintura y piezas de hierro forjado, un homenaje a los antiguos astilleros y a la navegación por los esteros y por el propio río Guayas. Fotos: Enrique Pesantes
El puente de las 800 varas
Guayaquil se fundó en las faldas del cerro Santa Ana. Pero cuando la ciudad creció hacia el sur hubo que salvar un terreno pantanoso e inundable entre las dos ciudades configuradas para el siglo XVII.
En 1710 se aprobó la construcción de un puente de madera de guayacán y guachapelí con entablado de roble. Tenía 800 varas de extensión, 200 luces y dos varas de ancho (1.6 metros); unía a Ciudad Vieja y Ciudad Nueva y atravesaba cinco esteros, hoy inexistentes.
El arquitecto Florencio Compte recorrió la Panamá con 200 curiosos ávidos de conocer los secretos de la calle, tras la inauguración del Museo del Cacao, el año pasado.
Compte mostró como el zigzagueo de los antiguos esteros que bañaron la zona pervive en la forma de callejones. “El puente permitió la continuidad lineal de la ciudad en paralelo al río Guayas”.
"A través de esta calle se puede contar la historia de la ciudad. Conectó los primeros barrios de Guayaquil: Las Peñas, Balsas, el Astillero...” Florencio Compte. Urbanista
El largo puente de madera se mantuvo en pie hasta 1774, cuando fue reemplazado por pequeñas estructuras para atravesar los esteros. Hasta que los brazos de agua se rellenaron o desaparecieron.
El mural de ‘La Maestranza’ en la calle Víctor M. Rendón y Panamá da cuenta de ese pasado. La pintura y trazos de metal forjado en alto relieve ocupa la pared lateral de un edificio de cinco pisos.
Las caricaturas de guayaquileños de la Colonia construyen, pescan y navegan por los esteros y el río, en medio de cocodrilos. “La idea era representar como la construcción de balsas y barcos, que fue tan importante, luego se implementó en la construcción de edificaciones”, dijo María Lorena Peña, la autora de la obra.
Plano de Guayaquil para 1770. En el mapa se observa a la Ciudad Vieja en el cerro Santa Ana (derecha, al norte) y la Ciudad Nueva (Izq), asentada al sur. Entre ellas hay una línea con asentamientos menores que salva una zona pantanosa a orillas del río Guayas, donde se ubicó el puente de las 800 varas y por donde se extiende ahora la calle Panamá.
Arquitectura moderna
Florencio Compte se detuvo también en la arquitectura de la zona. La joya arquitectónica de la calle es la casa de tiempos cacaoteros donde ahora se asienta el Museo del Cacao. Una obra del arquitecto italiano Francesco Maccaferri, que data de 1930.
Las cornisas de la fachada de tres plantas están rematadas con alto relieve de flores, propias del art nouveau. Mientras la esquina curva y las ventanas circulares como escotillas ofrecen un toque naval, “una influencia de los futuristas”.
“Es una genialidad como incorpora desde lo local a otras culturas. El ingreso en la diagonal de la esquina curva de la casa orienta los salones a las calles y al río”, dice Compte. Las ventanas y los balcones son rectos o curvos según el piso, en un diseño en capas que se fueron superponiendo, anota.
Esa arquitectura es deudora, en parte, del boom del cacao ecuatoriano (1870-1930). En la calle se instalaron las bodegas para el desembarco y la salida del producto por el río Guayas. Y se convirtió en tradición “tendalear” o secar las pepas de cacao en las aceras, una actividad que inundó de aroma al sector hasta los años sesenta.
El futuro del paseo
El Municipio de Guayaquil pretende convertir a la Panamá en la primera calle totalmente peatonal del centro de Guayaquil. Los estudios y las consultas concluyeron, pero la pandemia ha ralentizado los planes de intervención.La ampliación de veredas como calle peatonal parcial se ejecutó en 2014, pero con resultados desiguales. Un sector es muy concurrido y otro está subutilizado.
No obstante, el Cabildo abrió en pandemia el Museo del Cacao. También inauguró en 2021 plazoletas convertidas en espacios peatonales que antes funcionaban como playas de parqueo. Una plaza lúdica, una parque infantil y una plaza de Artes y de Teatro se incorporaron el pasado 1 de diciembre del 2022 a los atractivos de la zona, tras su inauguración por parte de la Alcaldía de Guayaquil.
"La ubicación y los antiguos usos convierten a la calle en un referente. El reto es introducir valor contemporáneo a esa riqueza histórica”. Catalina Reyes Bradford. Gestora e impulsora de proyecto de murales en la Panamá (2020).
La total peatonalización de la calle -ahora es mitad peatonal con un carril para vehículos- es un piloto del nuevo plan maestro urbano de la ciudad. Pero la peatonización ha sido tradicionalmente resistida en la ciudad. La intervención fue frenada por la pandemia y la redistribución de presupuestos para la atención de la crisis sanitaria. Y se esperaba que la calle fuera peatonal hasta mediados de 2021, a lo largo de siete cuadras, desde Loja hasta Junín. Ha pasado un año más sin que eso ocurra...
La muestra artística urbana espera por la peatonalización para incluir en el sector esculturas y piezas de arte tridimensionales de gran formato, como segunda parte del proyecto desplegado en 2020. Además, está proyectada la construcción del centro cultural Ochocientas Varas y de un museo interactivo para niños. El Cabildo anunció que el proyecto responde a un concepto piloto de nueva ciudad con prioridad para el esparcimiento y los espacios peatonales. Entre el pasado y el futuro, la calle Panamá puede seguir siendo un puente entre dos ciudades...
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